Seis personas, entre ellas tres agentes de la ley, fueron acusadas este jueves por la policía nacional de Indonesia por negligencia y otros delitos que provocaron la estampida que el sábado causó 131 muertos y 460 heridos en un estadio de fútbol.
El jefe de la policía nacional, Listyo Sigit Prabowo, hizo el anuncio en una rueda de prensa en la que especificó los artículos violados del código penal y reveló que entre los acusados se encuentran el presidente de la liga de fútbol indonesia, Ahmad Lukita, el director ejecutivo del club anfitrión Arema, Abdul Haris, así como el jefe de seguridad del estadio Kanjuruhan, Suko Sutrisno.
El uso de gas lacrimógeno, prohibido por la FIFA, es una de las principales infracciones que se están investigando, ya que provocó una estampida de gente en un estadio sin vías de escape adecuadas en el partido entre Arema y Persebaya Surabaia en la ciudad de Malang, en la isla de Java.
La victoria de los forasteros por 3-2 provocó el descontento de los locales y la consiguiente invasión del campo en enfrentamiento con las autoridades, que respondieron con el uso de porras y gases lacrimógenos, en la base de la catástrofe en un desafío que no incluyó a los aficionados del equipo visitante, situación acordada entre los contrincantes, para evitar enfrentamientos.
Entre los muertos, en un recinto con 42.000 espectadores en las gradas, hay dos policías y 33 menores, de entre cuatro y 17 años.
El funcionario policial recordó que muchas víctimas murieron por asfixia y fracturas al intentar escapar por unas puertas de aproximadamente un metro y medio, insuficiencia que provocó una gran aglomeración y que resultó fatal para muchos aficionados.
Los fallos de seguridad en el estadio, señalados en 2020 y que aún no se han resuelto, son también una de las razones que explican el número de muertos.
El jefe de policía de Malang es uno de los 10 agentes suspendidos de sus funciones, mientras que otros 20 están siendo investigados por su papel en los sucesos del sábado.
Mientras tanto, el miércoles, el presidente de Indonesia, presionado interna y externamente por las imágenes de la tragedia que dieron la vuelta al mundo, ordenó una «auditoría exhaustiva» de todos los estadios del país con el objetivo de mejorar la seguridad en esos recintos.